LA IGNORANCIA MATA

jueves, 27 de octubre de 2011

Fukushima: lo impensable y lo real



Fukushima o el 
descubrimiento del 
cisne negro

Revista Multitudes
Fukushima servirá durante mucho tiempo de emblema del "accidente" en un mundo complejo. El síndrome de Three Mile Island (fusión parcial del reactor) y la repentina explosión del núcleo del reactor de Chernobyl fueron dos accidentes puramente nucleares (error humano de manipulación en el primer caso, error de realización y falta de mantenimiento en el segundo caso). No nos alejábamos del riesgo nuclear ordinario. El riesgo era como el cisne blanco.
Después de estas dos catástrofes, se nos repetirá que este riesgo era manejable, sin por ello ser capaz de garantizarlo [1]. Nos libraríamos de él a través de una mayor inversión, mayor control, de robots que pueden aventurarse en el corazón de los reactores.
Con Fukushima, el cisne es negro. Lo impensable se hace realidad. No sólo a nivel local. En Alemania, el sector nuclear civil parece difunto. Sin duda, la revelación del contenido de una reunión entre el patronato alemán y el gobierno de Ángela Merkel ha mostrado que el anuncio de la suspensión inmediata de la vuelta a la energía nuclear y el cierre de siete plantas más allá del Rin contienen más del miedo al fracaso electoral (las elecciones en los Länder) que de un cambio real. No obstante el ascenso del Partido Verde, a punto de superar a los socialdemócratas en la izquierda, refleja un abandono de la credibilidad técnica de la energía nuclear.
Todo lo sucedido desde el comienzo del "accidente" en el reactor nº 1 de la central de Fukushima ha ilustrado hasta la caricatura, un cóctel increíble de inercia, de indolencia, de impotencia del "Gran animal", de eufemismo, de intoxicación y de mentiras por omisión por parte del Estado. Añadamos también una cacofonía única de los peritajes de las potencias nucleares, los Estados Unidos predicando la evacuación completa en un radio de 80 kilómetros, las autoridades francesas oficiales en desacuerdo sobre la tasa de radiación, el comisario europeo de la energía tachando el "accidente" de apocalipsis realizado, ¡mientras que Japón seguía confinando a sus residentes en sus casas a 30 kilómetros de la planta!
Pero todo esto ya lo habíamos vivido con Three Mile Island y Chernobyl. El inmortal profesor Pellerin nos había asegurado que la nube proveniente de Ucrania se había parado en la orilla derecha del Rin, suficiente para arrancar unas carcajadas limpias a las autoridades alemanas. Esta mentira de consecuencias criminales no es diferente de lo que afecta al conjunto de sistemas de evaluación en la gestión "científica" de la salud, de la seguridad, de la información, de los medios de comunicación. Todos los intentos de replicar los "resultados" de los procedimientos cuya metodología de cálculo o los datos observados no son publicados, son soslayados de la misma manera. Sólo las autoridades y los expertos admitidos (no importa que sean a la vez juez y parte). Cualquier rechazo de una técnica particular, incluso cuando se hace en nombre de una exigencia científica, sería un rechazo de la ciencia a secas. Los "accidentes" nucleares mortales serían mucho menos numerosos que los que han afectado a las otras fuentes de energía. ¡Incluso si los "accidentes" que afectan al personal eventual, encargado de las tareas de limpieza más peligrosas, no están contabilizados en los balances!
Por lo tanto, nada nuevo bajo el sol. ¿Entonces, por qué esta repentina pérdida de sentido, este amarre que se ha soltado en el mundo entero? Porque el desastre de Fukushima habrá añadido a los peores escenarios del “sólo nuclear” la realización de una serie de riesgos mayores, entre los que la colisión ha formado una verdadera sobredeterminación y realizado el hecho real. El  riesgo sísmico en primer lugar, a menudo evocado en Francia y en California, que podríamos recordar a Areva, quien se prepara para exportar, con la bendición de nuestro gobierno, dos centrales nucleares en el norte de la India. Japón es el país más expuesto a los terremotos y es sin duda el que está mejor equipado desde el punto de vista de la resistencia de la construcción y la preparación de la población.
El riesgo de maremotos, más a menudo asociados a los terremotos (aunque no siempre, véase Kobe en 1995), afecta a Japón más que a cualquier otro país. El noreste de Tohoku (la isla central del archipiélago) es una de las zonas más propensas a los tsunamis. La central nuclear afectada por el tsunami había edificado diques, pero como la costa del litoral, ha sufrido una ola de 14 metros de altura. Para cada uno de los tres tipos de riesgo, hubo respuestas técnicas satisfactorias, aunque un sismólogo japonés subrayaba el peligro años antes.
No obstante, en un sistema complejo como el de la Tierra, el riesgo que puede afectar a sistemas complejos no debe jamás ser tratado por partes, serie por serie. Hay que considerar la catapulta de varias series independientes, el verdadero azar en el sentido de Augustin Cournot. Esta es la razón por la que la central dañada se volvió incontrolable, y es que la realización del riesgo global que verificó no era la suma de riesgos sísmicos, tsunamis y nucleares, sino un producto multiplicado y cualitativamente nuevo. Fue así como se produjo el debilitamiento de las estructuras construidas por el terremoto, la inundación por el agua salada y un debilitamiento añadido, la interrupción de la energía y el bloqueo del sistema de refrigeración normal como del sistema auxiliar.
De esta suerte, un gran Kobe o Haití (9 en la escala de Richter en vez de 7.2 y 7.3), más el tsunami más violento que hayamos presenciado desde hace un siglo, más la fragilidad misma del caldero nuclear (una reacción nuclear "controlada" produciendo temperatura), son peores que la hormiga de 18 metros de largo imaginada por Charles Cros.
Añadamos que las pequeñas explosiones en 4 de 6 sectores en un radio de 300 metros, del combustible constituido en parte por Mox, altamente radiactivo almacenado a proximidad de los reactores, están conduciendo a un Chernobyl lento en una zona marítima (la prefectura de Fukushima), implicando a muchos más habitantes que la zona contaminada de Chernobyl. Si los vientos predominantes se descargan generosamente sobre el Pacífico, es decir hacia el este, la contaminación radioactiva y su posible reversión hacia el suroeste pueden dirigir la radioactividad hacia la metrópolis más grande del mundo, Tokio, 36 millones de personas.
Que el emperador invisible de Japón se haya mostrado como lo hizo en ocasión de la rendición incondicional de su país después de Hiroshima y Nagasaki no es accidental. Fukushima es en realidad el cisne negro, anunciador de una revisión radical de las categorías del riesgo aceptable de "accidente".
Los informes de investigación establecerán sin duda las bifurcaciones múltiples por las cuales nos hemos hundido un poco más en el desastre. No cabe duda de que los ingenieros, los científicos, los técnicos, los empresarios, los altos cargos institucionales de seguridad nuclear nos explicarán que van a revisar los umbrales, los procedimientos. Prometerán que después de Fukushima, nada será como antes.
Pero eso fue exactamente lo que se dijo después de Three Mile Island (1979), después de Chernobyl (1986). Seguimos atónitos de que en Japón, tierra de terremotos y tsunamis nacientes, la toma en consideración del todo complejo que determina estos incidentes con la energía nuclear civil no se haya tomado en cuenta. Pues cualquier niño en Japón establece un vínculo inmediato entre terremoto y maremoto, entre terremoto y fisura posible, entre contaminación marítima y proximidad de centrales cerca de la costa, etc...
Montar la materia en un crisol inhabitable por un objetivo tan trivial como hacer calentar el agua o el vapor para mover turbinas y generar electricidad, tiene un extraño parecido a los gestos del aprendiz de brujo de Paul Dukas. Acumular series independientes de riesgos extravagantes, es exponerse a la aparición de lo impensable para los ingenieros, quienes, como las aseguradoras y entidades financieras, siempre tenderán a querer salvar su juguete terriblemente caro, aunque provoque la avalancha nuclear, es decir una contaminación pluricentenaria del entorno viviente (humano, animal, vegetal).
La caldera nuclear, aun asistida por ordenador, permanece a la merced de las placas tectónicas, de los océanos y de los vientos. La realización del riesgo que presenta, aunque parezca pequeño sobre el papel, sumada a la punzante y recurrente cuestión del almacenamiento de residuos no reciclables, podría destruir este prometeísmo técnico equivocado.
Hiroshima, Nagasaki, Three Mile Island, Chernobyl, Fukushima, vuestro complejo no es el que nos interesa, ni el de preservar la tierra y su gente. Oppenheimer lo había previsto en el resplandor de El Álamo, lugar en el que se inventó la primera bomba. Ya es hora de pasar a otras aventuras del espíritu, de la ciencia y de la tecnología en nombre de la vida presente y por venir.

[1] Se descubre que el riesgo nuclear no es considerado asegurable por la menor compañía de seguros ordinaria: www.assuratome.fr – lo que dice mucho sobre la pertinencia de la técnica de la estadística probabilística para la previsión.

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Peligrosos problemas de diseño


ciencia

Argentina: 

La central atómica de 

Atucha II no cumple 

normas “post Chernobyl”

 

Un intenso debate domina la actividad nuclear argentina. Un estudio de la Autoridad Regulatoria Nuclear, hasta ahora confidencial, al que accedió PERFIL, advierte que la demorada central atómica de Atucha II tiene dificultades de diseño en materia de seguridad, ya que no asume la experiencia dejada por el accidente de Chernobyl en 1986. El diseño de la central, cuyas obras fueron puestas nuevamente en marcha por el presidente Kirchner, es anterior al accidente, y nadie se hace cargo de reformar el proyecto. Hacerlo superaría el presupuesto de US$ 700 millones. Escándalo internacional.

 

Por Martin de Ambrosio / Alfredo Ves Losada

Perfil - 2 septiembre 2007

 

 La presidenta Kirchner inaugura la planta en 2011

 

A los tumbos. Atucha II lleva casi tres décadas en construcción, pero su diseño es obsoleto y técnicos argentinos y extranjeros lo cuestionan. Sin embargo, existe decisión política como para que se termine como sea.

 

No siempre alcanza con la decisión política para que un proyecto llegue a buen puerto. Más aún si se trata de una cuestión tan delicada como la energía atómica. A pesar de que el Gobierno nacional tiene el propósito de inaugurar hacia 2010 Atucha II, la tercera central nuclear argentina, después de Atucha I y Embalse de Río Tercero, existe una serie de problemas técnicos. Un informe interno de la Autoridad Regulatoria Nuclear (ARN) señala puntos oscuros que impedirían su funcionamiento de acuerdo a las normas internacionales de seguridad establecidas después del accidente en Chernobyl, en abril de 1986.
La ARN es el organismo que decide sobre qué se puede hacer y qué no en el área. El memorando en cuestión fue elaborado el 11 de abril de este año y generó una serie de respuestas de parte de la empresa estatal que maneja las centrales, Nucleoeléctrica Argentina Sociedad Anónima (NaSa). Pero nada en concreto sobre el fondo de la cuestión.
El problema fundamental de Atucha II es que fue diseñada en los 70 y que se comenzó a construir en 1980. Treinta años después, la Argentina aún no pudo terminar las obras, ya que estuvo totalmente paralizada entre 1984 y 1992, y desde 1994 hasta la asunción de Néstor Kirchner.
El diseño actual no contempla qué sucedería si uno de los caños que llevan combustible radiactivo se rompiera enteramente. Apenas si tiene en cuenta un daño del 10% de la superficie, uno de los puntos aggiornados por la normativa internacional desde el diseño original.
“Con el correr de los años, y después de Chernobyl, la IAEA, el ente internacional que regula la actividad, se puso mucho más exigente. Salvo que haya presiones en la ARN es imposible que se apruebe”, relató un especialista del área refiriendo a las obras en curso.
“Si se rompe un caño se vacía el ‘tacho’ o recipiente de presión de la central, que está cargado con agua pesada. Lo peor que podría pasar es que se saliera todo el combustible gasificado.” En síntesis, hay normas que hoy no se están cumpliendo.



Mutis. Y eso lleva a un problema anexo: en el caso de rediseñar la central, habría que buscar quién lo haga. Siemens, empresa que realizó el mentado diseño original, ya casi no se dedica a temas nucleares. Y NaSa jamás hizo algo así. “NaSa no está en condiciones de rediseñarla”, dijo una fuente de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), en estricto off the record.
“Así como está diseñada, Atucha II no podría funcionar ni en Canadá, ni en Alemania, ni en los EE.UU.”, enumeró otro técnico. Y agregó que los problemas de seguridad son numerosos y van más allá de lo señalado en el informe de la ARN. “El principal es el extrañísimo sistema de apagado: comienza a apagarse pero luego se inicia de nuevo... es muy raro, como un freno que frena pero sólo un poco. Hace falta otro sistema”, recalcó.
Los expertos se quejan de que no son oídos sus dictámenes. Y afirman: “Otro problema es que, en vez de cambiar el sistema, siguen avanzando (en la construcción). Las autoridades de la CNEA y de NaSa convencieron al Gobierno de que se puede seguir construyendo así, pero lo cierto es que muchos profesionales ya advertimos de este problema. Además, se nos presiona laboralmente para que dejemos de hablar del tema”.
No sólo los científicos locales son afectados, en una situación que algunos ya comparan con la de los empleados del INDEC. Se ha presionado a disertantes extranjeros. “Vinieron expertos de los EE.UU., y cuando plantearon sus dudas les cortaron la presentación: fue a fines de 2006 en un seminario de NaSa. Por suerte la ARN no entró en este juego”, contó otra fuente. La situación es delicada para los expertos de la CNEA, lo que también explica que prefieran no dar a conocer públicamente sus nombres. Y es entendible: ¿De qué podría trabajar un físico nuclear argentino en su país sino allí?
Voz oficial. El informe de la ARN también expresa la urgencia con que se necesita un rediseño de Atucha II en vista de estos problemas. Pero no hay a la vista ninguna empresa con experiencia que pueda hacerlo.
Respecto del hipotético pedido de NaSa para hacerse cargo de ese rediseño, Nicolás Riga, responsable en la ARN para la licencia de Atucha II, aseguró: “No creo siquiera que se atrevan a pedir semejante cosa”. Y fue claro: “Deberán buscar a alguien competente para que lo haga. Si no, nosotros o en última instancia la IAEA impediremos que comience a funcionar”.
De todos modos, Riga remarcó que todavía se está a tiempo de tomar decisiones correctas. “Son cosas factibles de hacer”, minimizó. “Pero requieren un amplio replanteo y de más presupuesto. Hace casi un año se le informó a NaSa de los estándares actuales de seguridad.”
Y no es todo lo que sucede en el avispero nuclear. Además de las acusaciones cruzadas sobre supuestas mafias, hay al menos cuatro causas penales instruidas por jueces federales, en relación con manejos de fondos por parte de Dioxitek, la empresa que administra el combustible para las centrales, cuyos responsables no quisieron hablar.
PERFIL buscó también a los representantes de NaSa para que expresaran sus puntos de vista. Su presidente, Eduardo Messi, atendió su celular desde China, pero se excusó de opinar diciendo que estaba descansando (era la madrugada local). En tanto que José Luis Antúnez, su vicepresidente, tampoco respondió los llamados de este diario.
Es que la decisión política de finalizar la central para sumar megawatts al endeble sistema eléctrico nacional hizo que un notable flujo de dinero se destinara eso. Algo que llevó a un nuevo inconveniente. Según informes reservados (corroborados por científicos que hablaron con PERFIL), los US$ 700 millones presupuestados no alcanzarían para finalizar la obra. Ni siquiera en las precarias condiciones actuales. El mismo informe, de una firma francesa, señaló la necesidad de revisar aspectos del núcleo del reactor (además de insistir sobre la seguridad).
“En la CNEA hay malestar y mal manejo, con grandes conflictos entre el presidente (José Abriatta) y el gerente general (Rubén Calabrese)”, explican los técnicos citados. “El tema es que lo más barato es terminar la central tal cual fue diseñada. Sería mucho más caro cambiar componentes y equipos. Por lo menos un 50% más.” Y se preguntan: “¿Por qué seguir con una construcción que tarde o temprano deberá replantearse?”


EL TAMAÑO DEL DISPARATE

Por Juan Carlos Villalonga

En el pasado mes de agosto el Gobierno Nacional, a través de sus principales representantes, asistió a una nueva “inauguración” y relanzamiento de un plan de obras e inversiones en la nunca finalizada central atómica de Atucha II. Un acto recurrente, repetido por todas las administraciones nacionales desde 1984 hasta hoy.
Desde entonces, cada nuevo gobierno hizo, a su modo, sus propias promesas al tiempo que se disponían nuevos gastos en el sector, otorgándole a Atucha II y al sector nuclear, una condición de actividad “estratégica” de Estado que, sin más argumentos que este, convalida cualquier decisión e inhibe todo tipo de debate.
Como sociedad podemos discutir, y así se lo hace, desde las condiciones de funcionamiento de una refinería de petróleo a una planta de celulosa o la construcción de un gasoducto. Ahora, pretender discutir la racionalidad de continuar con Atucha II supone la difícil tarea de perforar un blindaje conformado por conceptos tales como “proyecto emblemático”, “sensible y de carácter estratégico” y otros similares. Esta asociación de Atucha II con una cuestión de alta sensibilidad en materia política y estratégica ha prendido en la inmensa mayoría de la dirigencia política nacional. Lo nuclear, lamentablemente, sigue generando una dosis de fascinación en la dirigencia política que permite adoptar las decisiones más disparatadas en términos económicos, energéticos y ambientales.
Esta historia arranca casi 30 años atrás. La decisión de construir Atucha II, la tercera planta atómica de la Argentina, fue adoptada durante la dictadura militar en los últimos años de la década del ’70, como parte de un plan de desarrollo atómico que hoy ya no existe. Cuando el Presidente Néstor Kirchner presentó a comienzos de 2004 su plan energético, Greenpeace señaló que debía tenerse en cuenta que la decisión de construir Atucha II fue adoptada dentro de otro marco político, señalando en ese entonces lo “notablemente diferente del contexto energético y tecnológico a más de dos décadas de diferencia”.
Precisamente ese diferente contexto tecnológico es lo que de manera elocuente fue señalado en el artículo publicado por el diario Perfil el 2/9/07, donde se indica que el diseño de Atucha II es absolutamente impropio en la era post-Chernobyl, etapa en que la revisión de diseños y mejoramiento de los sistemas de seguridad tuvieron una enorme inversión y desarrollo. Según el artículo, especialistas del sector, admitieron que Atucha II tiene dificultades de diseño en materia de seguridad ya que no asume la experiencia dejada por el accidente de Chernobyl en 1986.
Los contratos para la construcción de Atucha II fueron firmados en mayo de 1980 y ratificados por la Junta Militar en julio de ese año. Las obras comenzaron en marzo de 1981 y alcanzaron casi su estado actual de avance durante los años 1982 y 1983. La decisión de construir Atucha II fue claramente parte de un programa nuclear cuyo objetivo central era político y militarista, no un programa energético. Cuando acaba el gobierno militar, a finales de 1983, comienzan los problemas para continuar esta obra.
La propia decisión tecnológica para Atucha se fundamentó en razones de estrategia de negocios de la dictadura militar, eso motivó la elección de la Siemens KWU para construir un reactor, cuya única experiencia en Alemania había sido un prototipo de 57 MW que funcionó desde 1966 hasta 1984 y en Atucha I. Esa línea tecnológica fue desarrollada por Siemens y utilizada comercialmente por Argentina únicamente.
Para complicar las cosas, Siemens, el diseñador original del proyecto, abandonó el negocio nuclear hace años y ahora no existe un proveedor que pueda hacerse cargo de su finalización. Quienes acordaron con el Gobierno hacerse cargo de ese complejo paquete es la canadiense AECL, que no tiene experiencia alguna en reactores como Atucha II, pero lo hará porque ya negoció la venta de un par de nuevos reactores canadienses al Gobierno Nacional.
Atucha II ha significado un inmenso agujero por el que se han ido miles de millones de dólares, y lo seguirá siendo mientras siga vigente esta anacrónica fascinación por lo nuclear. Las estimaciones de los gastos en la inconclusa obra rondan los 4.000 millones de dólares. Además todos estos años de parálisis han implicado un costoso sistema de mantenimiento que totaliza unos 25 millones de dólares anuales. Si se quiere finalizar la obra, para empezar hay que colocar otros 700 millones de dólares, bastante más de los 430 millones anunciados en el 2004. Y las cifras no pararán de crecer, si sumamos las inversiones en el mantenimiento del ciclo del combustible nuclear (desde minería hasta la gestión de los residuos radiactivos) contabilizar todas esas actividades mostraría el tamaño del disparate económico del que estamos hablando.
Los gastos de Atucha II formaron parte de una serie de desmesuras cometidas dentro del denominado Plan Nuclear Argentino durante la dictadura militar y que produjeron que a fines de 1983 la deuda externa contraída por la CNEA representase el 13% de endeudamiento del país. Concluir el proyecto significa aumentar ese desatino y asumir un temerario riesgo tecnológico al no contar siquiera con los proveedores originales.
El costo de cada kilovatio instalado rondará la cifra de 6.000 dólares, una de las centrales eléctricas más caras del planeta. Si se lo compara con otras opciones convencionales o con iniciativas energéticas renovables y limpias, como la energía eólica, las comparaciones muestran la magnitud del error. También se ha dicho que finalizar la planta es más barato que cerrarla. No es verdad, los costos de cerrar el proyecto fueron sobrestimados por la CNEA para alcanzar una cifra similar a su terminación y así forzar la continuidad de las obras, pero terminar Atucha II sale por lo menos unas 20 veces más que cerrar el proyecto.
Atucha II es un proyecto equivocado, de alto riesgo, caro, tecnológicamente obsoleto, un pesado legado de la dictadura militar. Querer reflotar este proyecto a raíz de la crisis energética es un error, hay modos mucho más eficaces de encarar la crisis y de invertir el dinero del Estado. Es preciso hacer un giro en las inversiones. No podemos seguir subsidiando tecnologías peligrosas y con escaso futuro mientras que las energías renovables no poseen ningún tipo de apoyo. Aún el reciclado de la obra eléctrica y civil de Atucha II para convertirla a gas, hubiera resultado un modo más eficaz y rápido de tener energía de un modo más barato que las plantas térmicas que hoy se están construyendo. Si prevaleciera el criterio de producir energía del modo más eficiente, más limpio y con mayor potencial a futuro, no deberíamos distraer un solo centavo más en la vía nuclear.
 
MAS INFORMACION EN: www.energiaslimpias.org.ar

domingo, 25 de septiembre de 2011

París tapa el origen radiactivo del accidente de Marcoule

Contrariamente a la versión oficial, la víctima estaba irradiada. Su ataúd llevaba un blindaje especial antirradiactivo y la familia no se pudo acercar al cadáver

ANDRÉS PÉREZ Enviado especial a Marcoule 18/09/2011  Publico.es

Interior de las instalaciones de Marcoule, en las que se produjo el accidente mortal.-

Interior de las instalaciones de Marcoule, 

en las que se produjo el accidente mortal.-AFP

Tras el accidente del lunes en un horno radiactivo del complejo nuclear civil y militar de Marcoule, un portavoz del gigante eléctrico EDF afirmó que se trataba de un incidente "industrial, no nuclear". A su vez, el ministro francés de Industria, Eric Besson, afirmó tajante que no había "ningún riesgo radiactivo". Según las informaciones recabadas por Público, sobre el terreno lo que ocurre es exactamente lo contrario: la familia no ha podido ni acercarse al cadáver irradiado del empleado que falleció en el accidente, al que no se ha hecho autopsia; el ataúd que velaron sus familiares y amigos y que fue sepultado ayer llevaba un blindaje interno antirradiactivo; y al hangar accidentado, hoy precintado, sólo entran gendarmes especializados con las combinaciones de protección.
Ayer se celebraron en el municipio de Chusclan, los funerales en memoria de José Marín, el empleado de 51 años y de origen español que falleció en el acto al estallarle de lleno, el lunes, lo que el fiscal del caso ha calificado de "volcán en erupción": cuatro toneladas de chatarra radiactiva en fusión que estallaron en el horno de la firma Socodei, la filial de EDF que opera la planta Centraco, unidad de incineración, fusión y acondicionamiento de desechos de Marcoule.
Los habitantes de la zona no están de acuerdo con la versión del Gobierno
El Gobierno francés y EDF, amparándose en mediciones efectuadas en torno a la central, han afirmado que no hay radiactividad en la zona, e incluso han defendido públicamente la idea de que no se puede hablar, ni siquiera, de accidente nuclear.
Pero la gente de esta región no está de acuerdo con la versión oficial. Los habitantes de esta zona llevan 50 años hablando de puertas adentro y en familia de los casos de cáncer entre profesionales del complejo y de los riesgos de la radiación.
Todos hablan. Incluidos los gendarmes locales, con los que pudo conversar Público esta semana. "Afortunadamente, tenemos una comandancia de sector que nos protegió, nos dio orden de no entrar, y esperar a nuestros colegas especializados de las unidades de riesgo Nuclear-Radiológico-Bacteriológico-Químico (NRBC)", explica uno de los primeros guardias que llegó al accidente, el lunes hacia el mediodía.
El cuerpo de José Martín fue extraído por gendarmes especializados
Fuentes de la investigación judicial por "homicidio involuntario y heridas causadas involuntariamente", a cargo de la gendarmería especializada y dirigida por tres jueces de instrucción, indicaron a este diario que el cadáver de José Marín "permaneció en el interior del hangar más de 48 horas (hasta el miércoles por la noche), con la metralla radiactiva en el cuerpo".
Confirmaron que el cadáver fue extraído por gendarmes de unidades NRBC de París y Marsella, y que se obtuvo autorización de la Fiscalía para no proceder a la autopsia. Y, por último, confirmaron igualmente que el ataúd que fue entregado a la familia, y que fue velado en la iglesia de Chusclan desde el viernes, iba sellado y con una "protección antirradiactiva ligera" en su interior. Así, nadie habrá visto ni efectuado mediciones en el cuerpo del difunto.
"La única manera de poder exponer el cuerpo hubiera sido efectuar en él previamente una operación de descontaminación, impracticable de facto porque conllevaría fundir el cadáver en sí", explica uno de los gendarmes responsables de la investigación, intentando dar a entender el sinsentido de la situación.
Nadie ha podido efectuar mediciones de radiactividad en la víctima
Así, el primer secreto que esconden las declaraciones tranquilizadoras de EDF y del Gobierno francés se refiere al propio cuerpo del trabajador fallecido, sepultado ayer.

Implicación militar

El segundo secreto reside en el cuerpo del herido grave, un joven trabajador de la planta que también se llevó el impacto, aunque menos directo y menos masivo, de la metralla en fusión a 1.300 grados. Se encuentra entre la vida y la muerte, con quemaduras de tercer grado en el 85% de su cuerpo. Fue extraído del hangar el lunes por un grupo de bomberos que se jugó la vida, y que no pudo rescatar entonces al fallecido.
El joven, en estado crítico, fue trasladado de inmediato a la unidad especializada del Centro Hospitalario Universitario de la vecina Montpellier. Tras ser estabilizado fue trasladado a un centro militar, el de Percy Clamart en la región de París. Es, efectivamente, uno de los mejores de Francia en el tratamiento de quemados, pero su característica fundamental es otra: depende del Estado Mayor de los ejércitos.
El tercer secreto, más inquietante, es la no revelación del contenido de la chatarra que estaba siendo incinerada y que había dado lugar a varios incidentes la semana precedente al accidente. Pese a las preguntas insistentes de Público, desde ya antes de la apertura del sumario judicial, la dirección de Socodei Centraco se negó a explicar quiénes eran los clientes cuya basura radiactiva era incinerada en ese momento.
Por otra parte, las autoridades se han negado a revelar el resultado de los análisis de los filtros y sensores situados en la chimenea del horno accidentado, antes, durante y después de la catástrofe. Esos datos permitirían indirectamente conocer la naturaleza de la chatarra que estaba siendo incinerada, y por lo tanto su naturaleza civil o militar.
Según un informe de la Oficina Parlamentaria de Evaluación de Opciones Científicas y Tecnológicas (OPECST) de 1997, el horno accidentado entonces en fase de construcción estaba predestinado a incinerar prioritariamente la inmensa cantidad de desechos que en encuentran en el propio complejo de Marcoule, resultado de las actividades, principalmente militares, que han tenido lugar allí desde 1958.
Nada menos que tres reactores productores de plutonio para las bombas (G1, G2, G3), una fábrica de acondicionamiento de ese explosivo nuclear (UP1) y reactores productores del tritio para las bombas (Celestin) han generado 4.000 toneladas de lingotes de chatarra radiactiva, 4.000 toneladas de acero irradiado, 2000 toneladas de plomo irradiado y 1.100 toneladas de hormigón irradiado, además de 553 toneladas de cenizas y actinidas menores, productos de la fisión altamente tóxicos.
El 26 de mayo de 2009, la misma Oficina Parlamentaria evocó que el horno de Socodei, que trabajaba a destajo, se había quedado pequeño y que "habría que trabajar en un proyecto de horno de fusión de mayor capacidad", dada la llegada masiva de más de 130.000 nuevas toneladas de chatarra radiactiva, originada por más desmantelamientos que amenazan con provocar un embotellamiento en el país más nuclearizado del mundo.
En este sentido, la frecuencia de accidentes laborales en el horno radiactivo accidentado se disparó a partir de 2008, según el informe de actividad 2010 del Consejo de Administración de Socodei.
Desde diciembre de 2010, se han producido dos huelgas del personal para reclamar, entre otras cosas, más seguridad, y la marcha atrás en un proyecto de reorganización destinado a ahorrar tres millones de euros.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Estallido en Francia: ¿"no hubo radiación"?

Un equipo de seguridad mide la radiación en el exterior de la central. | Efe

FRANCIA | En el sureste del país

Un muerto y 4 heridos tras una explosión en una nuclear francesa

Las autoridades advirtieron inicialmente de riesgo de fuga radiactiva
  • Después, dieron el accidente por 'terminado'. 'No supone problema radiológico'
Una fuerte explosión ha tenido lugar este lunes a las 11.45 horas en la planta nuclear de Marcoule, al sur de Francia, según las autoridades galas, que hablaban en un primer momento de peligro de fuga radiactiva, para después precisar que la situación está bajo control. Apenas cuatro horas después, anunciaban que el "accidente ha terminado".

"Este accidente no supone un problema radiológico ni [requiere] acción de protección de las poblaciones", ha anunciado la Autoridad de Seguridad Nuclear (ASN) en un comunicado, precisando que "suspende su organización de crisis".

En el suceso ha fallecido una persona, que ha quedado completamente carbonizada, y otras cuatro se encuentran heridas. La instalación se encuentra a 230 kilómetros de territorio español. De ahí que la red española de control radiactivo hiciera público esta tarde un mensaje de tranquilidad, asegurando que no había detectado ninguna variación en sus medidas de radiactividad.

El incidente se habría producido en un horno de la central, perteneciente a Centraco (filial de EDF), donde están actuando los bomberos. Debido al suceso, EDF ha perdido un 7% en la Bolsa de París.

[foto de la noticia]

Según las primeras informaciones, se produjo un incendio en la zona de desechos radiactivos, lo que condujo a la explosión.

Los gendarmes franceses han acordonado la zona y establecido un perímetro de seguridad. Un portavoz de la comisión de la energía atómica francesa ha insistido en que no se puede hablar de fuga radiactiva y que hay que tener en cuenta que en esta planta no hay reactores en activo como en las golpeadas centrales de Fukushima y Chernóbil.

De los cuatro heridos, uno se encuentra de gravedad y los restantes han sido ingresados en el hospital de Bagnols-sur-Cèze.

Los vecinos de las localidades cercanas a Marcoule aseguran que no han establecido ninguna medida de seguridad extra en sus calles.

Por su parte, el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) asegura que está pidiendo información de lo ocurrido a las autoridades francesas.

Mensaje de tranquilidad

 

La ASN y la EDF han hecho público sendos comunicados en el que aseguran que no hay que temer a fugas radiactivas o químicas en el exterior. "Se trata de una explosión en un horno que sirve para fundir los desechos radiactivos metálicos de débil o muy débil actividad", se puede leer en el comunicado de la ASN. Por su parte, la EDF insiste en que el accidente "es industrial y no nuclear".

"En este tipo de horno, hay dos tipos de desechos: metálicos y combustibles", precisó EDF. "Y el incendio que se produjo ya está controlado", culminó.

Según informa 'MidiLibre', la ministra francesa de Medio Ambiente, Nathalie Kosciuscko-Morizet, ha llegado a las 17.15 horas a la siniestrada planta nuclear para realizar "una precisa evaluación de los eventuales impactos radiológicos del accidente", en palabras de su Ministerio.

"Hasta ahora, no ha sido detectado ningún impacto en el exterior", añade la misma fuente, que señala que "el edificio ha permanecido intacto".


¿SE LES PUEDE CREER?



RENACE INFORMA

RED NACIONAL DE ACCION ECOLOGISTA de la Argentina

12 de setiembre 2011

EXPLOSION EN COMPLEJO NUCLEAR FRANCES

Un muerto y cuatro heridos en una explosión 
en un complejo nuclear en Francia

Al menos un muerto y cuatro heridos son el saldo declarado por la Autoridad de Seguridad Nuclear (ASN) francesa a causa de la explosión ocurrida a las 11.45 hora local de hoy en el almacén de desechos nucleares de Marcoule, junto al río Ródano y no lejos de la ciudad de Orange, en el departamento de Gard, al sur de Francia, a apenas 230 kilómetros de territorio español, y a 370 kilómetros de Barcelona.

Tal como en Chernobyl o en Fukushima, de inmediato aseguraron que no existe ningún riesgo de fuga radiactiva. Sin embargo, los gendarmes franceses han acordonado la zona y establecido un perímetro de seguridad.

La explosión se produjo en uno de los hornos en los que se tratan los residuos de baja actividad de la empresa  Centraco.  La Agencia Internacional para la Energía Atómica (AIEA) ha pedido que se le informe sobre el accidente nuclear, anunció el director general del organismo, Yukiya Amano, en rueda de prensa.  El centro de incidentes de la AIEA, aseguró, se ha "activado de inmediato" y "en estos momentos lo que interesa es la información", agregó.

El complejo de Marcoule es uno de los sitios de tratamiento de residuos nucleares más antiguos de Francia, justamente adonde se realizaron hace muchos años los primeros experimentos con plutonio para la carrera militar. La central de Marcoule, construida en 1956, almacena los residuos de la experimentación militar encaminada a construir la bomba atómica francesa y reactores experimentales como los fénix y los "ungg", de grafito. 
Francia es el país más nuclearizado de Europa. Luego del accidente de Fukushima hace apenas seis meses, ha mantenido su postura nuclear. Por el contrario, países como Alemania e Italia han paralizado su desarrollo.

El responsable de la campaña nuclear de Ecologistas en Acción, Francisco Castejón, ratificó sobre Marcoule que es un complejo de tratamiento de residuos y de investigación, donde además se desarrolla el programa francés de reciclaje de residuos radiactivos. "Son actividades muy contaminantes y de una peligrosidad de la que ya habíamos alertado", declaró Castejón, físico nuclear e investigador.
Según Castejón, este incidente "viene a darnos la razón" y "pone en entredicho el programa reciclado de combustible" nuclear en el que se fundamenta la industria.

La persona fallecida ha quedado completamente carbonizada. Las otras cuatro se encuentran seriamente heridas, siendo ingresados en el hospital de Bagnols-sur-Cèze. Los vecinos de las localidades cercanas a Marcoule aseguran que no han establecido ninguna medida de seguridad extra en sus calles. El Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) está pidiendo información de lo ocurrido a las autoridades francesas.

El presidente del Gobierno Español, José Luis Rodríguez Zapatero, ha activado los dispositivos políticos, administrativos y técnicos para el seguimiento del accidente nuclear, y está en permanente contacto con el Ejecutivo francés para conocer los detalles y el alcance de la explosión. El gabinete de crisis español  está alertado para el caso de que debiera reunirse para evaluar las medidas necesarias si se registrara una fuga.

            Cataluña se declara en prealerta por el accidente nuclear. La Generalitat ya sigue al minuto la evolución del suceso, y la dirección general de Protección Civil ha activado el plan de protección PROCICAT en fase de prealerta preventiva tras la explosión.

ESCANDALO NUCLEAR EN 2008

En 2008 La Autoridad de Seguridad Nuclear (ASN) francesa detectó vertidos radiactivos de la fábrica del gigante nuclear francés Areva, en Roman-sur-Isère, en el mismo departamento del sureste de Francia donde en julio de ese año, hubo hubo un vertido accidental de 74 kilos de uranio, a aguas corrientes.
            El ministro francés de Ecología, Jean-Louis Borloo, habia  prometido una revisión total de las prácticas de seguridad en las instalaciones nucleares, tras admitir los dos vertidos.
            El problema en Tricastin, más allá de ese vertido y de la contaminación detectada en varias capas freáticas de las zonas limítrofes del complejo, es que la citada empresa, Socatri, no dio el aviso del vertido hasta unas horas después de que se produjera. La empresa admitió que "la falta de coordinación" entre sus equipos de trabajo y explotación estaban en el origen del incidente.
           


miércoles, 7 de septiembre de 2011

Argentina: Contra corriente en energía nuclear




Por Marcela Valente

BUENOS AIRES, sep (IPS) - Mientras que la tendencia en el mundo industrializado es frenar los planes de desarrollo de energía nuclear a raíz del siniestro del 11 de marzo en Japón, en Argentina se incrementa la capacidad de las centrales existentes y se erigen nuevos reactores.
Alemania y Suiza pusieron un plazo fijo a sus centrales, un plebiscito en Italia mostró un extendido rechazo a esta tecnología y en Francia consideran disminuir las inversiones en el sector.

Pero eso está lejos de ocurrir en Argentina. El gobierno de Cristina Fernández firmó en la última semana de agosto contratos para prolongar la vida útil de una de las dos centrales existentes en el país, anunció que está próximo a inaugurar la tercera y promete una cuarta para antes de 2020.

Todo a pesar de que la mayoría de los argentinos, aunque no lo expresa activamente, está en contra de seguir invirtiendo en esta tipo de energía cara y de riesgo, según una encuesta encargada este año por el capítulo local de Greenpeace.

El sondeo dio que 66 por ciento de los argentinos consultados consideran la energía nuclear "peligrosa" o "muy peligrosa", 74 por ciento sostiene que se debería eliminar esta opción de la matriz energética y solo 16 por ciento quiere incrementarla.

En diálogo con IPS, el ingeniero Ernesto Boerio, de Greenpeace, recordó que el plan nuclear, que estuvo parado en los años 90, se reflotó en 2006 y se expande vigoroso pese al impacto del sismo y posterior tsunami de marzo en las centrales japonesas de Fukushima.

"Por necesidad de electricidad, el gobierno avanza en todos los frentes, pero es que en Argentina el sector nuclear tiene su peso, su poder, y logra seguir incidiendo sobre la dirigencia política para mantener las inversiones", remarcó.

Argentina es uno de los tres países latinoamericanos junto con Brasil y México que pudo desarrollar un programa nuclear y aunque ese proyecto hoy tiene fines pacíficos nació bajo la órbita militar con la idea de dominar la tecnología.

Desde 1974 opera en el país Atucha I, en la oriental provincia de Buenos Aires y a solo 100 kilómetros de la capital del país, con una potencia de 370 megavatios (MW), y desde 1984 está en funciones Embalse, en la central provincia de Córdoba, que aporta 648 MW.

En la década del 90 se estancó el plan, pero en 2006 se retomó la obra interrumpida de Atucha II, que quedará inaugurada en 2012 y que aportará 745 MW. Además, se está en tratativas para una cuarta central que proveerá de 1.000 MW para 2020.

En la actualidad, el aporte de energía nuclear a la matriz eléctrica argentina es de entre cinco y siete por ciento. Con Atucha II, situada junto a la I, llegaría a 12 por ciento. Hay además un nuevo prototipo de reactor diseñado en Argentina, el Carem.

El Carem es pequeño, de 50 MW, y de investigación, pero según Boerio podría escalar para convertirse en una central. En este contexto, el gobierno acaba de suscribir acuerdos para prolongar la vida útil de Embalse y aumentar su potencia.

El Ministerio de Planificación Federal y los organismos gubernamentales del sector se comprometieron a invertir 1.366 millones de dólares, 440 millones de los cuales son contratos con firmas extranjeras, para extender la vigencia de Embalse.

La iniciativa indignó a la Fundación para la Defensa del Ambiente (Funam), con sede en Córdoba, donde se sitúa Embalse. La organización denunció que la decisión del gobierno es "ilegal", según sintetizó a IPS su director, Raúl Montenegro.

"Además de no hacer el estudio de impacto ambiental correspondiente, no hubo ningún tipo de consulta ni audiencia pública. Parece que ese tipo de herramientas de control están de adorno cuando se trata de energía nuclear", subrayó.

Para este activista, que recibió el llamado premio Nobel Alternativo en 2004, "el programa nuclear argentino sigue teniendo el mismo componente de autoritarismo y de secreto con el que nació durante gobiernos militares".

"Es como si la democracia no hubiera llegado al área nuclear. En lugar de que los organismos nucleares se democraticen, lograron convencer a los gobiernos constitucionales de mantener procedimientos secretos y no consultar", denunció.

Montenegro no descarta que haya funcionarios que crean de buena fe en la energía nuclear como símbolo del desarrollo, pero señaló que no hay ninguna relación entre el "raquítico" aporte de cinco o siete por ciento de electricidad y el costo que tiene el programa.

"En Argentina, el desarrollo nuclear no nació con la idea de producir electricidad", advirtió, y sostuvo que no solo el gobierno "se dejó convencer por el lobby nuclear sino que la sociedad no tuvo un debate amplio sobre este tema".

Para el activista, Embalse es particularmente peligrosa por estar sobre una falla donde se registraron sismos de diversa magnitud en el siglo XX. Además recordó que la central tuvo múltiples incidentes por fallas de diseño en los reactores.

No obstante, no es solo la usina lo que preocupa sino los depósitos de combustible agotado que están junto a las centrales y que preservan el riesgo por 240.000 años. Esa amenaza, se multiplicará al prolongar la vida útil de Embalse, dijo.

Las autoridades aseguran que para la extensión se harán estudios sísmicos en Embalse, pero Montenegro recordó que no es sólo esa la amenaza. También puede haber incidentes internos, atentados terroristas o accidentes aéreos sobre la central.

Funam denunció que los pobladores de Embalse y los vecinos de Atucha no están preparados para un siniestro. Los simulacros se hacen solo 10 kilómetros a la redonda, pero en caso de un accidente la radiación puede llegar a 500 kilómetros, alertó.

"No preparan a la gente para no hacer olas, pero el riesgo existe y es aterrador", advirtió. Solo en Rosario, dijo, una ciudad muy poblada de la provincia de Santa Fe, el riesgo es múltiple porque está al alcance de Embalse y de Atucha que se apresta a ser un parque atómico, como el de Fukushima. (FIN/2011)

jueves, 23 de junio de 2011

Temor en Punilla por las presiones para explotar las minas de uranio





Avanza el debate sobre la ley que prohíbe las explotaciones metalíferas en Córdoba, aunque ambientalistas de las sierras temen por presiones para abrir las minas de uranio en Punilla.

22/06/2011 | El Diario de Carlos Paz

Villa Carlos Paz. Mientras avanza el debate sobre la ley provincial que prohíbe las explotaciones metalíferas y nucleares en Córdoba, las organizaciones ambientalistas de las sierras expresaron su preocupación por las presiones en torno a la reactivación de las minas de uranio en el Valle de Punilla. Los miembros del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) se encuentran trabajando para determinar si es inconstitucional la normativa, cuya finalidad será preservar los recursos naturales de la región.

La polémica se reactivó en las últimas horas, mientras se espera la presentación de las pruebas que avalarían la demanda de la Cámara de Empresarios Mineros de Córdoba (CEMINCOR) y la Asociación de Profesionales de la Comisión Nacional de Energía Atómica (APCNEA), quienes hicieron una demanda el pasado 4 de mayo de 2009.


En la vereda contraria, se espera que la Provincia elabore una resolución a favor de la ley y aporte documentación vinculada al daño ambiental que produjo el yacimiento uranífero "Schlagintweit" en el macizo Los Gigantes. Y resulta pertinente analizar la contaminación producida por los desechos nucleares en la cuenca del lago San Roque, durante la década del ochenta.

No sólo para que la situación de la mina sirva como un ejemplo, sino que además porque el yacimiento podría reactivarse. La explotación de uranio forma parte de la política energética nacional y se calcula que en las sierras cordobesas, habría alrededor de cincuenta mil toneladas del principal combustible que utilizan las dos centrales nucleares que tiene la Argentina.

Es importante mencionar que se espera que los vocales del TSJ presenten en los próximos días una resolución sobre el pedido, teniendo en cuenta también que existe una fuerte presión por parte de compañías internacionales y varias empresas regionales para la derogación de la disposición.


viernes, 17 de junio de 2011

La fiebre por el uranio chubutense

La meseta chubutense es una meca para las compañías mineras. El subsuelo contiene plomo, plata y uranio, siendo este último mineral el que llama la atención de la CNEA (Comisión Nacional de Energía Atómica) debido que Cerro Solo es el mayor yacimiento uranífero del país.

Desde 2008, el gobierno del Chubut autorizó exploraciones alrededor de Cerro Solo en medio del rechazo social que genera la megaminería a cielo abierto. Wealth Minerals, UrAmerica, Pacific Bay Minerals y Calypso Uranium son algunas de las firmas que buscan uranio.

La cuenca uranífera del Chubut se exitiende hacia el norte de la cuenca del Golfo San Jorge, ubicados los principales reservorios en la meseta central. Ahí, donde están las “joyas de la bisabuela”, como dice el gobernador Mario Das Neves.

  • Wealth Minerals, a través de su subsidiaria Maderero Minerales, dieron con Bororo Nuevo, una superficie de 10 mil hectáreas en el departamento Mártires que es “el buque insignia de las propiedades de uranio de la compañía”.
  • El Regalo fue uno de los últimos yacimientos encontrados por la firma Pacific Bay Minerals, cuya subsidiaria en el país es Bahía Atlántica. Está ubicado entre Cerro Cóndor, Gorro Frigio y El Escorial, en el centro norte de Chubut -a 500 kilómetros de Trelew- y suman 10.550 hectáreas.
  • UrAmerica obtuvo permisos exploratorios en 2009 en Martires. “Chubut es un distrito con un enorme potencial para convertirse en un importante zona con uranio”, afirman.
  • Calypso Uranium tiene como contratista principal a Energía Minera, en el departamento de Paso de Indios. También tiene áreas en el distrito de Sierra Pintada, en Mendoza.
  • Maple Minerals/Mega Uranium descubrió el yacimiento de Guanaco en 2008, en Mártires, aún en sus primeras etapas, también es preciso sumarla al listado de mineras en Chubut.

El geólogo Sebastián Martínez Gauna, explicó a OPI Santa Cruz en marzo de 2010:

“Hace muchos años se viene trabajando sobre la meseta central y Este de nuestras provincias (Chubut y Santa Cruz), son yacimientos fáciles y las empresas tienen todo facilitado ya que los gobiernos se han comprometido a proveerles los dos recursos indispensables que requieren: electricidad y agua; de ahí que se esté haciendo una campaña tan brutal con el tendido del interconectado y los acueductos que son viejas propuestas, pero que nace ahora como si se trataran de grandes descubrimientos”

“No es menor el tema de la infraestructura vial que la Nación promueve a un ritmo aceleradísimo. No se puede concebir una actividad extractiva como esta o el petróleo si no hay vías rápidas de evacuación del producto”

Roberto Bianchi, gerente de Exploración de la CNEA, entrevistado por El Inversor Energético, sostuvo que el uranio de Cerro Solo estará en condiciones técnicas de ser explotado en 2012 y que

“en ese momento deberá existir un acuerdo entre la Nación y la provincia, y se tendrán que dar las condiciones políticas que permitan su extracción. Hay que promover una discusión amplia y sincera. Hoy en día la minería uranífera resulta técnicamente controlable”.

jueves, 16 de junio de 2011

La inseguridad de las centrales nucleares


Vladímir Sliviak, copresidente de la organización ecologista Ecodefense, ha concedido una entrevista a Rusia Hoy. El experto analiza diferentes aspectos de la compleja cuestión nuclear. Entre otros, expone la postura de la población rusa en materia de política nuclear, la reciente decisión de Alemania de potenciar las energías renovables y las consecuencias de la catástrofe en Japón. Según el ecologista, casi tres meses después del el accidente de Japón todavía resulta difícil calcular las consecuencias de la catástrofe en su totalidad. Entretanto, la situación no mejora en la devastada Fukushima y la radiactividad continúa aumentando.

La inseguridad de las centrales nucleares
Foto de Ria Novosti

En su opinión, no es ninguna exageración comparar este suceso con el terrible accidente de Chernóbil. “La diferencia radica en que en Japón la carga radiactiva cayó principalmente al océano, mientras que en Chernóbil se liberó a la atmósfera en forma de nube”.

El sushi en peligro


Sliviak no duda en que la industria alimentaria del país asiático será una de las principales perjudicadas y considera que “sería necesario imponer restricciones a la importación de cualquier producto alimenticio procedente de Japón o, al menos, someterlo a un cuidadoso examen de radiación”.

Rusia anunció el pasado abril que habrá controles más estrictos sobre los productos japoneses tras descubrir algunos automóviles contaminados con radiactividad en el puerto de Vladivostok. En cambio, estas medidas son insuficientes para Sliviak porque “el pescado y el plancton marino procedentes del extremo oriente ruso también podrían estar contaminados. La verdad es que es poco probable que alguien se ponga a controlar la radiactividad de los productos rusos”. Sin embargo, “todo el sector del sushi del país depende del plancton marino. De modo que, si se detectaran productos contaminados sería el fin de todos estos restaurantes”.

Más allá de las fronteras niponas

Además de las terribles consecuencias para el medio ambiente, la catástrofe de Japón ha tenido un fuerte impacto en la industria de la energía nuclear.

Alemania acaba de declarar oficialmente: “Energía atómica, no gracias”; Suiza ha abandonado su plan de desarrollo de energía nuclear, al igual que Japón; es muy probable que Italia haga lo mismo dentro de poco. Sliyvak cree que “habrá más países que sigan estaos pasos. Hace algunos años esta situación no era más que el sueño de los ecologistas y jamás hubiéramos pensado que pudiera hacerse realidad”. Sin embargo, no es un iluso e inmediatamente subraya que estas medidas no van a resolver todos los problemas que plantea la energía nuclear; todavía queda por resolver la delicada cuestión de los residuos radiactivos a escala mundial. Lo cierto es que no se ha encontrado una solución.

La dificultad de los residuos

Según datos de Rostejnadzor (Servicio Federal para el control ecológico, tecnológico y atómico) los depósitos de residuos atómicos de las centrales tienen una ocupación media del 60%, aunque en algunos casos llega hasta el 85%. Si se tiene en cuenta que lo más probable es que no haya una reducción considerable, en un futuro cercano estarán completamente llenos y no se sabrá lo que hacer con ellos. También es importante señalar que algunos depósitos que al principio eran provisionales se han convertido en permanentes. Aunque el ecologista puntualizó que lo más alarmante no es esto sino la permanente violación de las normas de seguridad en los almacenes de barras de combustible utilizadas. El único objetivo de esta gravísima acción es ahorrar espacio. Las barras de combustible se depositan en una piscina para su enfriamiento y es necesario que guarden una determinada distancia entre ellas para evitar el recalentamiento. Lo cierto es que en las centrales no se respetan estas normas y las barras se colocan una al lado de la otra. Entonces se da un terrible encadenamiento: el combustible se funde, el agua de la piscina se evapora y las barritas no se enfrían. Esto implica que se liberen al aire partículas radioactivas en forma de gas.

Por su parte, Rosatom, organismo ruso de energía nuclear, afirma poder resolver este problema para 2020. La suma que baraja para ello asciende a 400.000 millones de rublos (9.926 millones de euros). Entretanto, a finales de mayo Greenpeace se dio un peuqueño susto. Encontró gran cantidad de residuos radiactivos en la propia capital, en Moscú, no muy lejos de un parque natural situado a orillas del río Moscova. Los ecolgistas declaran que es posible medir una radiación 100 veces superior a los límites permitidos en un lugar que simplemente está separado por una cinta de plástico roja y blanca. Según Vladímir Sliviak, no es tanto el riesgo para la salud lo que es preocupante sino que sea la enésima muestra de irresponsabilidad en un asunto tan serio.

Diferentes conceptos de seguridad

“Vivimos un momento histórico de la industria de la energía atómica en conjunto. La mayor parte de las centrales nucleares del mundo están llegando a su ‘edad de jubilación’. Este fin de ciclo ha precipitado la necesidad de cambio y ha planteado una disyutiva: o se cierran o se prolonga su vida útil. Me parece que incluso sin el accidente de Fukushima habría llegado la hora de tomar una decisión”, así de tajante se muestra Vladímir.

Según datos de Ecodefense, en el año 2010 el 47% de todos los reactores de Rusia habría agotado su ciclo de vida. En 2015 ese porcentaje ascenderá al 75%. Sliviak opina que en la actual situación la única elección posible es volcarse en las fuentes de energía alternativa y renovable. En cambio, no parece que la situación vaya a tomar tal dirección. La industria rusa de energía atómica tiene planeado construir 32 nuevos reactores hasta 2020 y nada indica que vayan a rectificar esa intención ni tampoco que se vayan a cerrar de definitivamente las centrales nucleares anticuadas. “Si sometiéramos nuestras centrales nucleares a los mismos controles de seguridad y con los mismos criterios que Alemania, cerraríamos de golpe 22 de las 32 centrales existentes”, asegura Sliivak. El ecólogo se basa en un informe preparado por Rostejnadzor para el Consejo de Estado dirigido por el presidente Medvédev en Nizhni Nóvgorod y donde se han tratado temas de ecología. El documento describe cómo en algunas centrales nucleares “no se cumplen las normas de resistencia y solidez”. Según Sliviak esto significa que “las construcciones de las centrales no son lo suficientemente sólidas”. También se muestra escéptico y muestra profundas dudas ante un hipotético escenario similar al de Fukushima, en el que sería necesario asegurar la refrigeración del reactor. El ecologista apuntilla que «no existen ni cálculos ni testimonios propios».

“Tenemos un concepto diferente de la seguridad y de la evaluación de los riesgos si lo comparamos al resto de Europa”, sostiene. “Parece que no vamos a preocuparnos mientras no haya un accidente”. En este sentido, Vladímir Putin anunció en abril que las centrales nucleares de Rusia eran totalmente seguras, de modo que no era necesario realizar ningún desmantelamiento. A pesar de ello las encuestas del centro Levada muestran que el 40% de los ciudadanos rusos se declara a favor del desmantelamiento de las centrales nucleares que se encuentran en funcionamiento o, al menos, está a favor de un cambio de política. Vladímir Sliviak no tiene ninguna duda de que esa cifra continuará aumentando.

Vladímir Sliviak es el fundador de la organización ecologista «Ecodefense», reclama desde hace veinte años el abandono de la energía nuclear en Rusia.

miércoles, 18 de mayo de 2011

El accidente del Golfo de México, un año después

Abril negro en el Golfo de México

20/04/2011 por Juan P. Singer

Hoy se cumple un año del mayor derrame de crudo de la historia, ocurrido en las cálidas y profundas aguas del Golfo de México, a unos 65 kilómetros al Sureste de las costas de Luisiana (Estados Unidos). El 20 de abril de 2010 una gran explosión en la plataforma “Deepwater Horizon” propiedad de la empresa suiza Transocean y operada por la petrolera BP, ocasionó la muerte de once trabajadores y el vertido al mar de millones de litros de crudo. A consecuencia de la explosión la plataforma se hundió dos días más tarde, el 22 de abril, hasta los 1.500 m de profundidad, nivel al que posteriormente se localizarían los restos.

Se estima que la fuga de crudo fue de entre 700 y 780 millones de litros, según las diferentes fuentes, es decir, unos 8,9 millones de litros al día hasta septiembre de 2010. El vertido afectó seriamente el litoral de cuatro estados, Luisiana, Mississipi, Florida y Alabama, con un total de 944 km de litoral dañados ambiental, social y económicamente.

Como consecuencia del accidente, la flora y la fauna litoral y marina sufrieron daños muy serios: la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EEUU (NOAA) registró en las costas del Golfo de México 515 tortugas entre el 30 de abril y el 12 de julio, el 90% de las cuales estaban muertas. La mayor parte de los 63 delfines varados en la zona también se encontraron muertos. Otras especies se vieron igualmente afectadas: aves acuáticas, reptiles, mamíferos, así como especies vegetales de muy diversa naturaleza.

Teniendo en cuenta que la tercera parte de la pesca, el 30% de la producción de petróleo y el 13% de la producción de gas de los EEUU proviene del Golfo de México, se puede decir que el accidente del “Deepwater Horizon” representó una catástrofe nacional y el peor desastre natural que ha sufrido nunca el país. Una comisión de investigación del Gobierno de los EEUU culpó del accidente a BP, Transocean y Halliburton, contratista de la petrolera que se encontraba trabajando en el pozo siniestrado en el momento del accidente. A pesar de la magnitud del suceso, la condena en firme del gobierno federal y a pesar de la pérdida de once vidas humanas, la empresa propietaria de la plataforma siniestrada declaró 2010 como el mejor año en seguridad de su historia[1]. Como consecuencia de este anuncio, la empresa decidió subir el sueldo de sus ejecutivos por “objetivos cumplidos” y aumentar el valor de sus acciones. En total, la cúpula de la empresa se repartió unos 4 millones de euros para premiar su rendimiento individual.

Medidas tomadas para detener el derrame y para contener la extensión del crudo

De acuerdo con las informaciones publicadas en diferentes medios en relación a las medidas tomadas para detener el derrame y evitar la dispersión del crudo en el mar, éstas se enfocaron en dos líneas de actuación simultáneas. La primera, la contención de la fuga de crudo del pozo siniestrado. La segunda, la dilución de los millones de litros vertidos al mar con sustancias químicas.

En el momento más álgido de la tragedia, había 47.000 personas, 7.000 barcos y 120 aviones movilizados en tareas de recuperación y contención, además de la implicación de agencias federales, estatales y locales. Esta masiva respuesta por parte de la ciudadanía y las diferentes administraciones evitó que el siniestro tuviera consecuencias aún más letales y que sus efectos a largo plazo fueran menores.

Dimensión de la afectación del vertido del Golfo.

Photo: NASA Goddard Photo and Video Flickr account

En cuanto a la contención de la fuga, los técnicos de BP trabajaron día y noche para cerrar el pozo accidentado mediante un submarino con brazos robotizados a unos 1500 m de profundidad. Paralelamente, se instaló una inmensa cúpula metálica para evitar que el crudo pasara a aguas abiertas.

En relación a las medidas para evitar la extensión de la mancha de petróleo, se utilizaron barcos arrastreros para contener el crudo, barreras flotantes absorbentes y, al mismo tiempo, disolventes químicos (Corexit 9500) en la cabecera del pozo. Estos disolventes consiguieron, según un informe realizado por la National Oceanic and Atmospheric Atministration (NOAA), dispersar el crudo en pequeñas gotas que quedarían unidas a la pluma de dispersión.

Medidas de ayuda a los damnificados y de recuperación de la Costa del Golfo

Como medida de seguimiento y prevención para futuras catástrofes, pocos meses después del desastre el presidente Obama impulsó la creación del Grupo de Trabajo para la Restauración del Ecosistema de la Costa del Golfo (The Gulf Coast Ecosystem Restoration Task Force) el 5 de Octubre de 2010 como resultado de las recomendaciones incluidas en el informe Mabus.

BP se comprometió a invertir 20.000 millones de dólares en un fondo de compensación de daños para particulares, empresas y demandas del propio gobierno. Este fondo fue gestionado a través del Gulf Coast Claim Facility y, adicionalmente, el Mando de Incidentes Nacional (NIC) creó el Equipo de Soluciones Integradas (IST) para coordinar y apoyar a los particulares y pequeñas empresas afectadas por el vertido. A fecha de hoy se han pagado 4.000 millones de dólares, aunque más de 100.000 peticiones de afectados continúan sin ser procesadas, y más de 800.000 peticiones han sido denegadas.

Decenas de agencias gubernamentales y organizaciones sin ánimo de lucro se han volcado durante este año para dar apoyo a las operaciones de respuesta del derrame, así como los servicios sanitarios y humanitarios de la Costa del Golfo.

El informe Mabus recomienda que se materialice un plan para la recuperación de la Costa del Golfo a largo plazo. Este plan incluiría cinco grandes áreas:

- Propone que el Congreso dedique las sanciones económicas derivadas de la Ley de Agua Limpia (Clean Water Act) a la recuperación de la Costa del Golfo;

- La recuperación de los ecosistemas a largo plazo;

- La recuperación de los servicios humanos y de salud;

- La recuperación económica;

- La recuperación del sector de las organizaciones no lucrativas.

Estado ambiental de la zona afectada un año después

A un año del accidente el estado del medio ambiente de las costas afectadas, de las aguas marinas y de la fauna aún está lejos de ser el mismo que antes del derrame. Sin embargo, en febrero de 2011 el Operational Science Advisory Team (Equipo Asesor Científico de Operaciones) y el Gulf Coast Incident Management Team (Equipo de Gestión de Incidentes de la Costa del Golfo) creados para la monitorización y evaluación del estado del medio y de la evolución del derrame a lo largo del tiempo, elaboraron un informe de conclusiones[2] sobre la idoneidad de seguir adelante con las tareas de restauración o bien dejar el petróleo restante (en diferentes formas) en el medio, un año después de la accidente.

Las conclusiones del informe apuntan que los efectos ambientales del petróleo residual, una vez llevadas a cabo las tareas de limpieza son relativamente menores. Además, el informe indica que, de continuar las tareas de limpieza, los efectos a los hábitats y sus recursos asociados serían aún más negativos que dejar las cosas como están, en el sentido de que habría que echar cada vez más recursos para reducir cada vez cantidades más pequeñas de crudo, con los consecuentes efectos sobre el medio (excavadoras, residuos, consumo de energía…). En particular, los principales hallazgos científicos indican que:

- Los Compuestos Aromáticos Policíclicos (PAHs) se han reducido entre un 86 y un 98% en las muestras recogidas con petróleo degradado;

- El riesgo de lixiviación del petróleo situado en la zona costera de la playa (denominada supratidal) es mínimo, debido a los efectos combinados de la meteorización, biodegradación y la disposición del petróleo subterráneo;

- En la mayoría de localidades, los modelos muestran que las concentraciones de crudo en la zona supratidal se verán reducidas en un 20% respecto al nivel actual en los próximos 5 años;

- El potencial previsto de contraer efectos nocivos para la salud, tanto cancerígenos como no, procedentes de exposiciones cortas y largas, está por debajo del promedio de los EEUU según la Agencia de Protección Ambiental de los EEUU (USEPA);

- Las rutas potenciales de exposición que pueden aumentar el riesgo sobre la vida natural son dos:

  • la ingestión de bolas [de crudo] residuales de pequeña superficie (SSRB) para adultos
  • el contacto entre el petróleo enterrado y los nidos de tortuga
“]

Aves recubiertas de crudo atendidas para su limpieza. Photo: IBRRC Flickr account

Pese a lo que concluye este informe, basado en numerosos muestreos y evidencias de campo, el científico marino Enrique Pardo de la organización Oceana, la mayor ONG protectora del mar, señaló que “aunque fuéramos al Golfo de México y no encontráramos ninguna mancha de aceite, no quiere decir que los efectos del vertido hayan terminado (…). Desde el momento del vertido se han utilizado dispersantes y disolventes sobre el mismo crudo, eso lo que provoca es que visualmente desaparezca la mancha, pero podría ser que haya altos indicios de contaminación disuelta[3]“.

La prensa de EEUU ha publicado que los residentes de la Isla Grand Terre (Luisiana) declaran que el petróleo aún es arrastrado a las playas después de las tormentas. En Missouri, activistas para la defensa de las tortugas han descubierto 19 ejemplares muertos sólo en el mes de abril de este año[4] (87 en toda la costa del Golfo afectada desde el mes de marzo). Y el desastre se repite en otras localidades debido a los restos de petróleo degradado y las “bolas” de crudo que aún persisten en el ambiente. Según la organización Ocean Sentry, también se han encontrado delfines muertos con manchas de crudo todavía un año después del suceso[5].

Según la NOAA, un año después del suceso, aún quedan 66 millas de costa muy o parcialmente afectadas. Según declaraciones del gestor del fondo de compensación de 20.000 millones de dólares, Kenneth Feinberg, las consecuencias del vertido estarán del todo disipadas en 2012, y la economía local repuntará entonces[6].

Medidas propuestas para evitar nuevos accidentes

Según un informe de un panel intergubernamental nombrado por la Casa Blanca, “muchas de las decisiones que tomaron BP, Halliburton y Transocean y que elevaron el riesgo de una explosión del pozo, claramente ahorraron a estas compañías tiempo y dinero”[7].

Parecía claro, pues, que hubo una responsabilidad directa de estas compañías en el suceso, pero no sólo eso, sino que “en ausencia de reformas significativas en las prácticas de la industria petrolera, el incidente puede fácilmente repetirse[8].

Así, y en el marco de la Clean Water Act, en julio de 2010, las compañías Exxon Mobil, Shell, ConocoPhillips y Chevron anunciaron la creación de la Marine Well containment Company (Compañía de Contención de Pozos Marinos) y la inversión de 1.000 millones de Dólares para el desarrollo de un sistema para detener posibles derrames de crudo en el Golfo de México. BP anunció su ingreso en septiembre del mismo año[9].

El responsable del World Watch Institute en España, José Santamarta, señala que las medidas que se deberían tomar para eliminar el riesgo de vertido de hidrocarburos en el futuro pasan por[10]:

- Cambiar el modelo energético: reducir la dependencia del petróleo mediante la eficiencia, el ahorro y el aumento de las energías renovables. Seguir el principio de “quien contamina, paga” para que sean aplicados los costes reales del petróleo. De esta manera perdería competitividad y se apostaría por estas otras medidas.

- Acelerar la introducción de los vehículos eléctricos: en una o dos décadas, con la ayuda necesaria, se podrían electrificar el transporte por carretera con electricidad de origen eólico.

- Regular de manera más estricta el tráfico de los superpetroleros, la extracción marina de crudo, alejar los corredores marítimos de las zonas sensibles y exigir pólizas de seguro que cubran todos los riesgos. Suprimir las banderas de conveniencia y el sistema de fletaje, ya que promueven la inseguridad y los barcos en mal estado.

Pero más allá de este fondo de restitución de daños, de aplicación en caso de nuevos derrames, y medidas políticas de largo recorrido como las propuestas por Santamarta, no parece que hayan surgido nuevas iniciativas para evitar que accidentes como el de la Deepwater Horizon vuelvan a tener lugar.